Compañía

Musulmanes, la semana pasado hablamos del Surat al Huyurat y mencionamos que contiene cinco aleyas que comienzan con “¡Vosotros que creéis!” y una dirigiéndose a la humanidad en general que comienza “¡O gente!”, y de esta última no no dijimos nada. Dice Allah en la aleya 13:

“¡O gente! Os hemos creado de un varón y una hembra y hemos hecho de vosotros pueblos y tribus para que os conozcáis unos a otros.”

El ser humano es una criatura social, una criatura que se ha creado para vivir y relacionarse, cooperar y trabajar con otros. Como dice esta aleya, hemos sido creados para vivir juntos, en varias formas de agrupaciones diferentes y programados con el deseo de conocer a los demás y no aislarnos. Ansiamos su compañía y de hecho la necesitamos, ya que sin ella podemos sentirnos perdidos e incompletos. Esto ha sido así desde el principio de la creación, cuando Allah creó a Hawa como compañera para Adam. Y ha sido así para todos los Profetas de Allah, que siempre contaron con compañía que les ayudaban y apoyaban en sus tareas; Musa tenía a su hermano Harun, Isa tenía sus hawaariyun, y nuestro propio Profeta tenía sus Sahaba, sus Compañeros, compañeros que permanecieron a su lado y le acompañaron en cada paso del camino.

Esta es la realidad de la condición humana y es lo que le ha permitido hacer uso del mundo que le rodea, superando sus desafíos y protegiéndose de sus peligros. Todos los logros y triunfos de la raza humana han sido posibles sólo por la cooperación mutua. Es sólo actuando para satisfacer las necesidades del grupo, la jama’a, que se cubren las necesidades de los individuos, y no al contrario. La sociedad en la que vivimos favorece el individualismo, es más erosiona las estructuras sociales orgánicas basadas en un vínculo estrecho por lazos familiares, en última instancia debilitando a la persona ya que, aislado, no permite que alcance su máximo potencial. Por el contrario, el din del Islam hace gran énfasis en la importancia de estructuras sociales, empezando con la familia más cercana, pero sobre todo en una fundamentada en el Iman, en la ‘ujuwa’ de la que hablábamos la semana pasada. 

Dice Allah en su Libro: 

“Los creyentes y las creyentes son amigos aliados unos de otros.”

Y dijo el Profeta: “Los creyentes son, entre sí, como las diferentes partes de un edificio, que se fortalecen y refuerzan las unas a las otras”. 

El dijo también:

“La mano de Allah está con el grupo (la jama’a).” Esta jama’a, este grupo del que hablamos no es cualquier agrupación de personas, debe ser una agrupación de gente basada en lo correcto. Porque incluso la compañía puede ser perjudicial y destructiva cuando se basa en el batil y no en el Haqq. El secreto del éxito en este asunto, como en cualquier otro, recae en el furqan / discernimiento, puesto que aquellos con los que pasamos nuestro tiempo formarán quienes somos y en quienes nos convertimos,  influenciando en nuestra manera de pensar y actuar. Este es el efecto inevitable de la compañía. El Profeta dijo:

“El hombre sigue el din de su amigo íntimo. Así pues, que cada uno de vosotros se fije cuidadosamente en aquellos que toma como compañeros.” 

Buscad la compañía de quien tiene un gran anhelo por Allah y la mejor opinión de Él y de los musulmanes, que os inspiran y elevan vuestras expectativas.  

Mensajero de Allah dijo en un hadiz muy conocido:

“La similitud de un buen compañero y un mal compañero es la del proveedor de almizcle y el soplador de fuelle del herrero: el proveedor de almizcle, bien te regala algo, o le compras algo, o disfrutas de su agradable olor. Pero el operador de fuelle del herrero, bien te quema la ropa o al menos te somete a su desagradable olor”. Así que el buen compañero es aquel de cuya compañía nos beneficiamos incluso cuando no está haciendo nada por nosotros; y el mal compañero es aquel de cuya compañía es dañina incluso cuando no está haciendo nada en nuestra contra. La presencia de un buen compañero nos eleva y nos recuerda a Allah, su anhelo nos inspira y sus buenas cualidades nos estimulan para mejorar nuestro carácter.

Pedimos a Allah que nos haga gente de Jama’a y nos proteja contra el aislamiento y que nos fortalezca en nuestro din y en nuestra hermandad.             

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Musulmanes, cuando hablamos de amistad y compañía, no se trata de una conexión superficial con alguien conocido con quien se tiene cierta afinidad o se comparten ciertos gustos, sino a una realidad existencial, a un vínculo profundo que existe entre nosotros, entre los musulmanes creyentes, que debemos buscar, establecer y nutrir, pues dependemos de ello para llevar a cabo nuestras vidas de la mejor manera posible.   

Además de ser creyente, hay otra serie de cualidades que debemos tener en cuenta en las personas cuya compañía buscamos, porque son estas cualidades lo que hace que su compañía sea beneficiosa para nosotros tanto en este mundo como en el siguiente. 

La primera es taqwa. Allah dice: “Ese día los amigos más cercanos serán enemigos entre sí – a excepción de los que tienen taqwa.” Cualquier amistad cuyo fundamento no sean la taqwa y la obediencia a Allah es efímera y no conllevará ningún beneficio en el Ultimo Día. Sólo la compañía de la gente de taqwa asegura una verdadera y duradera amistad, porque se basa en lo que es verdadero / Haqq y Eterno. 

La segunda es sidq. Allah dice: “¡Vosotros que creéis, tened taqwa de Allah y estad con el saadiqin (los sinceros y veraces)!” Los saadiqin son aquellos cuyas palabras son verdaderas, cuyas acciones son correctas y cuya intención es sincera.

 

La tercera es que sentarse en su compañía te recuerda a tu Señor. Ibn Abbas narró que cuando se le preguntó al Mensajero de Allah cual era el mejor tipo de compañero, respondió:

“Aquel a quien al verlo te recuerda a Allah, al oírlo te incrementa las buenas acciones, y cuando hace algo te recuerda la otra vida”.

La cuarta es que tu amor por el otro sea por Allah y no por algo en este mundo. Si el amor se basa en algo de este mundo, entonces sabed que se desvanecerá al igual que esa razón mundanal desaparecerá, dejando nada tras de sí. Aquellos cuyo amor es por Allah serán la envidia de los habitantes de la otra vida y se merecerán la sombra del trono de Allah en el Día del Levantamiento.

La quinta es que actúan como un espejo para ti. El Profeta dijo:

“El creyente es un espejo para otro creyente”. El verdadero compañero es el que nos permite ver lo que realmente somos, y en qué punto del camino nos encontramos, y cuanto más fiel y verdadero es ese amigo, más claro será el reflejo. Es igual que cuando se mira en un espejo físico, cuanto más limpio está el espejo, mejor podrás percibir las manchas de la cara.

Y la sexta es que sea una persona que recuerde a Allah. Allah dice:

“Mantente con paciencia con aquellos que invocan a su Señor mañana y tarde, deseando su Faz. No apartes tu mirada de ellos, con el deseo de los atractivos de este mundo. Ni obedezcas a aquel cuyo corazón hemos hecho negligente de Nuestro recuerdo y que sigue sus propios caprichos y deseos y cuya vida ha transgredido todos los límites.” 

En esta aleya, Allah ordena al mejor de su creación, el Profeta Muhammad, evitar el compañía de aquellos que se olvidan de Allah y siguen sus caprichos y deseos y le ordena mantener la compañía de la gente que recuerda a Allah y tiene un anhelo por Él.

Estas son las personas cuya compañía debemos buscar. Gente de conocimiento, de sabiduría, de discernimiento, de sinceridad, de buen consejo; gente cuya buena opinión de Allah y anhelo por Él nos elevan en todos los sentidos y elevan nuestras expectativas, gente que quiere lo mejor en este mundo y en el próximo y vive por ello, buscando siempre la satisfacción de Allah. Gente en la que todo esto se ve reflejado en sus acciones, desde las más pequeñas a las más grandes. Gente que ha heredado la sunna de nuestro amado Mensajero y la ha mantenido viva. Hombres y mujeres de Allah que están entre nosotros y que desean lo mejor los unos para los otros. Aferraos a su compañía y a la compañía de aquellos que guardan su compañía. Estos vínculos sinceros son los hilos del tejido social que forman una jama’a y la mantienen fuerte. Y esta, a su vez, es la base del éxito.

Pedimos a Allah que siempre nos mantenga en la mejor compañía, la compañía de aquellos que nos acercan a Él, y que proteja a los que heredan y transmiten el conocimiento profético y su luz y que los ponga entre nosotros. Y le pedimos que nos haga a todos gente cuya compañía es beneficiosa para otros.